viernes, octubre 21, 2005

Quiero ser un animal, a veces. El vivir humano es más que tener vida y yo estoy cansada. El esfuerzo diario por lograr ser un poquito diferente del resto de seres vivos está acabando conmigo. Hoy me gustaría deshacerme de los problemas con una simple ducha purificadora. Me encantaría dejar de lado este sentimiento de culpabilidad que me destroza. Quiero ser un animal. No preocuparme hoy más que de llevarme un poco de comida a la boca y descansar. Lo peor del hombre es la conciencia, que nada tiene que ver con la religión. Por muy lejos que quieras huir de Dios, por muy apartado que hayas estado siempre, esa voz no nos abandonará jamás mientras sigamos siendo humanos. Yo hoy me siento como una criminal consciente de que en un momento u otro empezaré a pagar por mis pecados. Y quiero ser un animal y no pensar en ello hoy. Quiero un día libre. No cuestionarme nada, no martirizarme. Dejar estas lágrimas para otra ocasión. Quiero ser un animal que es capaz de dejar a sus crías para que aprendan solas. Yo nunca fui capaz de marcharme. Tampoco te dejé ir. La obsesión llegó tan lejos que hoy no puedo dejar de sentir este peso sobre mí constantemente. Han pasado diez años y aquí sigo. El ser humano se equivoca y se arrepiente pero lleva su error en sus venas hasta que muere. Yo no quiero morirme hoy. Quiero ser un animal. Merezco una muerte más cruenta. Un asesinato, por ejemplo. Quiero que me mate un rival más fuerte que yo. Quiero dejar de ver tu sangre en mis manos.

6 comentarios:

Raul dijo...

¡Mierda!

No eres un animal, ni lo serás. Tienes conciencia, y pesa, sí, pero también tienes voluntad, que ayuda.

La voluntad debe vencer a la conciencia cuando esta se convierte en una losa que te sofoca, que te aplasta y exprime. Si quieres, que tu sangre lave tus manos. Debes ser un mar, para que la impureza de la sangre en tu conciencia no manche tu vida.

Darko dijo...

Sólo hay un rival más fuerte que tú... y eres tú misma.
Te he comprendido porque muchas veces yo me he sentido así...
Ser persona pesa, ser persona te hace sufrir, sentir dolor, culpa, soledad, miedo...
Hay quien no lo es... y no soporta peso alguno... pero ni siquiera son animales.
Creo que ya has pagado bastante por pecados, que seguramente nunca llegaste a cometer.
Por favor, no te sientas culpable... y date un respiro, una oportunidad.
Desnúdate, abre el grifo, cierra los ojos y disfruta de esa ducha de paz que anhelas. Y no pienses en nada más... Sólo disfruta de cada gota de agua que acaricia tu piel.
Seguro que hace mucho que no disfrutas del placer de ser tú misma... Hazlo ahora, concédete tiempo para sentirte, para descubrirte, para quererte.
Un abrazo.

kay dijo...

pensaba qdecirte que no es cierto, que los rivales más fuertes no pueden con nosotros. Pero si le busco una vuelta de rosca te cuento, que quizá... quizá sí, quizá interpreté mal; y la fuerza reside en la manera en que nos atacan.

Quizá el rival más fuerte de todos es un igual. Casi podría jurarlo. Un igual con matices. Pq éstos a los que me refiero, estos rivales más fuertes que nosotros, nos destrozan, pero no terminan de rematarnos nunca. Uno se levanta y zás! vuelve el intento. El vapuleo, pero da igual, porque se resiste. Mente fría ante la mente y la retórica del enemigo,

Porque no tiene más fuerza, simplemente nos conoce, y ahí reside su secreto de fuerza. Ni siquiera cortándoles el pelo se arregla, ni siquiera arrancándoles los ojos... Sólo con sangre fría, terapia de choque y mil metros lisos de carrera contra el viento

no_se_es dijo...

..es difícil de explicar, pero quizá ya eres más libre de lo que crees, más que antes, ahora tus pensamientos y tus sentimientos lo son, y puedes dejar de ser para alguien y ser para ti.
Liberarse de una obsesión, para darte un poco esa paz que ansías. Adelante, por que aún te espera lo mejor.. ya lo verás.
un beso

Anónimo dijo...

Lo peor del hombre es la conciencia, que nada tiene que ver con la religión.


Joder, la de cosas que encierra esa frase....

ayn dijo...

...y no tiene nada que ver con Dios. La culpabilidad es un sentimiento de contraste, ejercido en el hombre desde que nace. Por eso es un error habitual sentirse afectado por decisiones que nosotros nunca tomamos. No pudimos elegir donde nacer, y las diferencias con miles de seres humanos son obvias. Pero es tu decisión, aprovechar al máximo los recursos que se te ofrecen para, de esa manera, equilibrar la balanza. Si acaso no lo haces, es entonces cuando empiezas a tener pezuñas de animal. Cada uno es responsable de todo aquello que tiene; cuanto más tienes,...
Pero tú, mujer de 11 pétalos, que todo lo vives tanto, todo lo das siempre, tú, no te sientas culpable. Si por algo te has de castigar, que sea por la felicidad que provocas en muchos, o por el reflejo de tus ojos sobre todas las cosas... Te declaro culpable: Has asesinado la tristeza.