miércoles, marzo 29, 2006

Sí, sí lo sé...

Cuando tú me dices "te quiero" y yo te digo "lo sé", tú contestas "no, no lo sabes" pero sí, sí lo sé. Lo sé porque si yo no fuera capaz de saberlo, tú no serías capaz de amarme como lo haces. Ni al revés.

Lo que quiero decir es que tú y yo nos entendemos y que lo hacemos más allá de las palabras y sus significados. Que tu hígado y el mío se entienden, y que mis rodillas entienden a las tuyas, y viceversa. Que te sé leer. Que te traduzco.

Lo que quiero decir es que si yo estoy capacitada para responderte es porque también lo estoy para darme a ti, y que es recíproco: que te viertes en mí porque te relleno los espacios en blanco, las noches en vela. Y nos queremos y nos sabemos amantes y amados a la vez y a partes iguales y sólo en la consciencia de tu amor me siento viva y con capacidad de amarte por completo (antes no alcanzábamos el total del rendimiento).

Lo que quiero decir es que me llega la luz que empujas por mis rincones, que la diferencio de la luz del sol y de bombillas. Que tiene una temperatura de color distinta a todas, en la franja invisible del espectro, pero que yo la siento. Que te noto deslizándote por los laberintos que tengo dentro, tropezándote con órganos y cableado, evitando chocar con los huesos para no despertarme la piel. Que te noto irradiando luz y yo la absorbo; y juego con tus haces en mis dedos.

lunes, marzo 27, 2006

La insoportable gravedad de los abrazos

"No nos da risa el amor cuando llega a lo más hondo de su viaje, a lo más alto de su vuelo: en lo más hondo, en lo más alto, nos arranca gemidos y quejidos, voces del dolor, aunque sea jubiloso dolor, lo que pensándolo bien nada tiene de raro, porque nacer es una alegría que duele. Pequeña Muerte, llaman en Francia a la culminación del abrazo, que rompiéndonos nos junta y perdiéndonos nos encuentra y acabándonos nos empieza. Pequeña Muerte, la llaman; pero grande, muy grande ha de ser, si matándonos nos nace."
Eduardo Galeano
Yo quiero un abrazo de los tuyos, de los que parten huesos y escarban en los órganos. Un abrazo de los que sólo tú sabes darme, apretando con fuerza tu pecho y el mío hasta destrozarlo, hasta suavizar texturas. Quiero morirme así, entre tus brazos, si es que pudiera elegir cómo morirme. Quiero una transfusión sanguínea, establecer puentes de comunicación entre tus arterias y mis venas. Yo quiero un abrazo de esos que me das sin previo aviso, de los que insuflan vida en estado líquido, de los que llevan besos de regalo. Quiero intercambiar costillas contigo, columnas vertebrales. Quiero enlazar aparatos digestivos, entre otras cosas. Quiero que todo me venga con tu abrazo, con tus brazos protegiéndome los míos. Quiero caber en ti, que me concentres. Quiero abrazos con canciones y sin motivos. Yo quiero un abrazo de los tuyos, de los que vierten ganas y espíritu. Yo te quiero abrazar.

sábado, marzo 25, 2006

Esto no es una crónica del concierto de ayer...

Ayer
"M nunca dudó que me quería a pesar de todo, pero el día que se fue no le importó dejarme solo,
"lo hago por ti", me dijo, ya verás, sin mi estarás mejor, y me dio un beso en la mejilla, cogió la puerta y sonrió"
"Quieres que me entregue a ti mejor y olvide que mañana estaré esperando a que me llames"
"Sé que corre en contra mía, que el tiempo corre en cada instante y a usted parece no importarle malgastarlo conmigo… Algunas cosas se pararon porque usted igual me dio motivos para no volver jamás"
"Si cada vez que vienes me convences, me abrazas y me hablas de los dos y yo siento que no voy, que el equilibrio es imposible cuando vienes y me hablas de nosotros dos. No te diré que no,
yo te sigo porque creo que en el fondo hay algo..."
"Reconozco que esperar es más fácil cuando sabes que te has ido lejos, sabes que no has perdido posibilidad y empujas más los huesos ¿dónde has estado? Creo que salí a preguntar por ti y nadie ha contestado y me quedo aquí parado, todos me han mirado y no encajé muy bien que te hayas marchado... "
"Aunque siga suspirando por algo que no era cierto; me lo dicen en los bares, es algo que llevas dentro: que no dejas que te quieran, sólo quieres que te abracen y publicas que no tuve ni valor para quedarme. Yo rompí todas tus fotos, tú no dejas de llamarme. Quién no tiene valor para marcharse…"
Hoy
"Si yo te giro para verte y el humo me intoxica, recorriendo los caminos, respirando los latidos..."
"Cada día, suspiran mis zapatos por dejar el pavimento separándonos a ti y a mí del centro"
"Para que la luna llena nunca choque contra el suelo, hemos de encontrarnos siempre a las afueras del pueblo con todos los besos nuestros. Son preciosos nuestros besos a las afueras del pueblo. ¿Qué pueden tener de malo si es lo que mejor hacemos?"

"Si dices mi nombre es espectáculo y me tiemblan las entrañas y se aprietan las paredes de este mundo. Sentí tu esqueleto susurrándome que me quisiste cada día que rompimos las barreras del sonido comiéndonos la boca diciendo que el futuro solamente podría convertirse en nuestra suerte... Sí... eres espectáculo... espectáculo... Y tú ni siquiera lo llegas a notar..."


Ayer, Iván Ferreiro me ofreció un recorrido por los cinco últimos años de mi vida. Me arrancó lágrimas que tenía ya secas y escondidas, me hizo sonreír, me guiñó los ojos, me revolvió por dentro, me dio un vuelco al corazón, me sopló vida, me susurró, me trajo recuerdos renovados, me cambió la vida un poco. Un concierto inolvidable. Un final inmejorable ("ahora tendré que salir a buscarme alguien que me arranque de cuajo la pena", "retales de mi vida, fotos a contraluz" "que no, que no, que no, que no..." y tantas más. Incluída la que os dejo aquí. Insuperables Maga-Ferreiro.

Diecinueve

jueves, marzo 23, 2006

Y sigues preguntándome por qué...

Porque vienes cargado de ideas brillantes, de grandes sonrisas. Porque vienes repleto de interrogantes pero sin cerradura. Porque no te gustan los consejos pero los escuchas. Porque eres por dentro más de lo que dejas ver a simple vista. Porque tienes las manos grandes y abiertas y la cabeza sobre los hombros -aunque la dejes volar de vez en cuando-. Porque me inyectas vida en cada abrazo, sangre en cada beso; porque me das de comer. Porque te caes y te levantas. Porque construyes. Porque no se te han salido los ojos de la cara, todavía. Porque sigues igual. Porque has cambiado. Porque te saben los labios a sueños y a pasteles. Porque te ríes y lloras y enrojeces. Porque cocinas y devoras instantáneas. Porque piensas. Porque eres. Porque me cantas y derrito. Porque quieres aprenderme de memoria. Porque adoro tu memoria por entregas. Porque vienes rodeado de los tuyos. Porque admiras a los que tienes al lado. Porque sabes querer y que te quieran. Porque te encanta quedar bien y ser correcto. Porque me hueles como siempre y como nunca. Porque...

martes, marzo 21, 2006

La Naturaleza y él

Él trabaja con materiales y herramientas, inventa y reconstruye, levanta y desploma.
Ella se encontraba sola, cansada de alzar la vista y no ver más allá de su infinitud. A veces le gustaba mirarse en el espejo, sentir que era la más grande, que nadie la podía superar. Pero un día se hartó de no tener nada que contemplar más que a ella misma. Se dio cuenta de que no le vendría mal un compañero de juegos, alguien a quien dar la mano, que pudiera abrazarla y llenarla por dentro, que la completara. Entonces le llamó a él.
No era el más famoso de los arquitectos pero sí el único hecho de cuerpo y alma. Ella buscaba alguien que fuera capaz de ver también dentro de ella, de analizarla, de estudiar sus necesidades internas, no sólo las que todo el mundo ve a simple vista sino las de dentro, las ocultas. Necesitaba un traductor de corazones invisibles.
Él le explicó lo que implicaba su petición: tendría que cederle partes de su cuerpo. Al principio dudó un poco pero al rato le estaba mandando un cajón repleto de papeles, piedras, hierro, rocas, ladrillos, cemento, hormigón e infinitos materiales más que le serían de gran ayuda. Cogió su lápiz y empezó a dibujar -no concebía otra forma de volcarse: así él tocaba directamente la hoja, la sentía, se vertía en ella- hasta levantar un mundo de la nada.
Cuando ella abrió los ojos, después de días de sueños, vio la obra y no pudo evitar las lágrimas ni los temblores. Llovió a mares. Ella se empapó de vida, él, en su obra, se llenó de ella. Ambos se fundieron en un abrazo, se nutrieron uno a otro, se besaron y se hizo el mundo.

sábado, marzo 18, 2006

Mo Cushla

Ella te escribió mi amor, mi latido. Creyó quererte como Frankie a Maggie sin darse cuenta de que sólo tú y yo podemos querernos como fingen quererse en las películas. Que tú y yo, además, escribimos y representamos guiones mejores que en los mejores teatros y salas de cine del mundo. Que si en Hoy: el diario de Adán y Eva lloré fue porque me emocionó la forma en que Dalmacio seguía amando a Eloísa después de tanto tiempo. Que temblé también cuando vi a aquella pareja de abuelos en el café parisino y recordé que, en El hijo de la novia, Nati le pedía a Rafa que la quisiera como sus padres se amaban. Que así te voy a querer yo toda mi vida. Que ella no sabe lo que es eso.

Que no vale de nada haber visto Tú y yo sin haberla visto juntos. Ni Cary Grant es el mismo desde que me recuerda a ti. Que Mo Cushla es una expresión demasiado fuerte para decirla sin entenderla de verdad. Que si yo digo my darling, my blood te estoy diciendo que eres el motor de mi vida, que vivo porque me mueves, que me nutres, que me das luz. Que hay películas basadas en los silencios que sólo nosotros acertamos a comprender. Y que hay tantas que quiero descubrirte… Que la historia de Otto, el Piloto, termina mal pero que merece la pena y que me llenes de lágrimas.

Que cuando Melvin le dice a Carol: You make me want to be a better man te lo estoy diciendo yo a ti. Que no he sido Julianne ni seré Kimmy pero sé que podré ser mucho mejor que ellas. Quizá El marido de la peluquera nos conmoviera a ambos pero yo no pienso irme para que me recuerdes. Guardaremos escenas e imágenes en algún cajón de la mesilla y las iremos rescatando día a día. Y veremos películas que ya hemos visto para refrescarnos los ojos y agarrarnos las manos.

Y haremos una lista de diez canciones para bailar, diez para escuchar abrazados, diez que nos arranquen las lágrimas. Y veremos Alta fidelidad y nos diremos cuánto nos gusta John Cusack y yo volveré a contarte que cada vez que lo he visto he pensado en tus ojos. Que mi latido eres tú porque me riegas el cuerpo. Que en todas las salas de cine hay dos asientos reservados para nosotros porque somos tú y yo los que damos sentido a todas las películas.

Hemos pasado de vernos en personajes cinematográficos a ser los protagonistas de una historia interminable. Quizá nunca estaremos en un rodaje pero la vida contigo es el mejor ensayo. Si alguna vez, como Bob, te tienes que ir y me dices I don't want to leave, te contestaré con las palabras de Charlotte: So don't. Stay here with me. We'll start a jazz band. Y te quedarás conmigo –porque yo me quedo contigo- y viviremos de la música que envuelve nuestros abrazos.

Puede que ella pensara que tú eras su Maggie o su Frank pero se equivocaba. Yo soy tu luchadora y tú mi jefe. Por ti he luchado. Por ti he dejado mi vida en cada combate. Por ti merece la pena arriesgarlo todo. Tú me has dado la fuerza y me has enseñado. Tú eres mi latido. Debería haberse dado cuenta de eso antes de dejarse llevar y escribirte esas palabras. Dolería si creyera que son de verdad pero, sinceramente, sé que sólo has sido sangre para mí porque sólo yo he sabido -y sé- amarte de verdad.


  • Wonderwall (por Ryan Adams)
  • miércoles, marzo 15, 2006

    Cuentos


    El más bello del Reino de todos los mortales. El auténtico. El grande. El inmenso.

    Yo sólo soñaba con eliminar la contaminación de este cuerpo invadido como un cáncer. Con barrer de mi alcoba el polvo y la sangre y los malos recuerdos. Y soñaba también con una huida de libro de ciencia ficción pero con zapatos de cristal y calabaza. Soñaba con él. Sin saberlo.


    Atravesé un bosque de rascacielos que clavaban azoteas en las nubes, que no dejaban paso a la luz, sólo a los lobos. A estos les llamó la atención el rojo profundo de mi capa al cuello. Y fui dejando jirones de tela y de carne que tú seguiste.

    Y me encontraste durmiendo y supiste que no podías dejarme vivir sin abrirme los párpados. Y me diste un beso. Y desperté. Y te vi. Te vi. Ahora puedo perder los ojos.


    Y tocaste canciones con tus manos de pianista de bar de jazz nocturno. Yo movía la cabeza y la cadera como una muñeca de porcelana antigua. Arrítmica perdida, qué le voy a hacer. En el fondo te encanta. Y me agarraste como se me agarran los nervios en el estómago sólo que más dentro y más fuerte.

    Y en la noche que no aparece en ninguna película que valga la pena, descubriste un guisante bajo el colchón y una sonrisa en mis labios.

    Fotografías de Eugenio Recuenco

    http://www.eugeniorecuenco.com

    martes, marzo 14, 2006

    Asociando Ideas

    Cuando pienso en ti, pienso en colores de madera diluidos en una botella de agua. Pienso en tus manos con sus carreteras abiertas por las obras, en tus manos en mi espalda. Pienso en mi espalda recorrida por tus besos. Pienso en tus besos dejándome tus labios en las mejillas. Pienso en mis mejillas sonrojadas por tu risa. Pienso en tu risa roja que me enseña los dientes. Pienso en tus dientes clavándose en mi corazón. Pienso en mi corazón regado por tus arterias. Pienso en perderme en ellas y en tus venas, que tengo sangre azul y tú lo sabes. Pienso en príncipes y en castillos y en películas de los noventa y deliciosa tarta. Pienso en un teatro de hace ya mucho tiempo. Pienso que algún día seremos protagonistas de un cuento tuyo adaptado a la pantalla. Pienso en un espectáculo de fuegos artificiales. Pienso en una playa vista a través de tus ojos. Pienso en tus ojos cuando dices te quiero. Pienso en te quieros robados, prestados y gritados por altavoces en conciertos. Pienso en ti gritando mi nombre en otras ciudades. Pienso en ciudades con calles que llevan tu nombre. Pienso en tu nombre en canciones que huelen a espera y a encuentro. Pienso en tus infinitos olores y en el que los supera todos. Pienso en unos guantes que me oprimieron las manos. Pienso en ti, ahogándome y salvándome la vida. Pienso en futuro y pienso en verso. Pienso en un libro escrito a medias. Pienso en cómo encajamos piezas. Pienso que me completas. Pienso que eres mi mitad.

    domingo, marzo 12, 2006

    Le Mari de la Coiffeuse


    ... y yo entendí que no existía nada más allá de su contorno, que nunca sería feliz fuera de sus límites. Comprendí que hay imágenes en sus ojos que irían cambiando con el paso del tiempo y yo sólo quería congelar ese instante para siempre.

    miércoles, marzo 08, 2006

    Adoro que tus líneas de fuga me lleven a tus ojos
    y que te encanten los míos, me gusta.

    He visto un cuchillo atravesando dos corazones a punto de estallar

    Estoy enganchada a ti, atrapada en ti, hundida. Has cosido mis labios a tus manos y ya no hay cicatrices ni puntos de sutura.

    Estoy enredada en ti, agarrada a ti, clavada. Has cambiado los colores de mis ojos y ya nada tiene la misma composición ni perspectiva.

    domingo, marzo 05, 2006

    Declaración de intenciones

    Voy a darte mi vida,
    que es todo lo que tengo.
    Voy a hacerte feliz.
    Voy a abrirme en canal.
    Voy a darte la vida,
    que es todo lo que puedo darte.
    Voy a abrazarte hasta romperte las costillas.
    Voy a quererte siempre.
    Voy a comer contigo.
    Te voy a alimentar.
    Voy a darte la mano.
    Voy a recogerte del suelo.
    Voy a ofrecerte el aire.
    Voy a besarte siempre.
    Voy a darte mis labios.
    Voy a quedarme contigo.
    Voy a cuidar de ti.
    Voy a protegerte del invierno.
    Voy a mirarte a los ojos.
    Te voy a comer los ojos.
    Voy a hacerte una habitación en mis caderas.

    Voy a volarte el corazón.