lunes, diciembre 12, 2005

Querido amante. Se nos acabó el tiempo de los besos y los desayunos. Mi marido volverá esta noche. Al parecer, pretende darme una sorpresa. Le echaré de menos. Fotografiaré cada rincón que haya rozado. Guardaré su taza de café y la servilleta. Descuide, he escondido sus cartas y me he deshecho de las colillas de los cigarrillos de después. No podemos volver a vernos. Comprenda que no puedo arriesgarme más. Pongo en juego mi honor y mi vida. Ha sido maravilloso tenerle en casa este tiempo. He disfrutado mucho de pensamiento, palabra, obra y no-omisión. Creo que nunca podré agradecérselo bastante. Pero debe irse lejos. Mi marido podría descubrir un pequeño detalle que se me hubiera escapado. Un pelo en la almohada o su olor en mi piel. Se volvería loco. Los celos se apoderarían de él y querría matarlo. Supongo que lo entiende. Es usted muy sensato. Por eso me gusta tanto, porque dejaba la sensatez en la puerta, con el abrigo y el sombrero. Quién sabe, quizás coincidamos dentro de un año otra vez en el mercadillo. Suelo ir a primeros de Octubre. Me gusta ver los toldos de los puestos teñidos de naranja por las hojas. Si nos viéramos, puede permitirse el lujo de mirarme desde lejos y fotografiarme con los ojos. Si me atrapa, prometo encontrar el rincón con menos luz y la mejor banda sonora.

12 comentarios:

Anónimo dijo...

Me resulta extraño y a la vez gracioso leerlo :)

No sé.. creo ser de los pocos hombres FIELES a su pareja.. y esperoque mi pareja me sea fiel el día que la tenga.. Que no me pase esto, ya que no pienso dejarla sola un segundo y querré llevarla siempre sentada dentro de mi corazón, admirando la obra que ella misma hace..

No sé.. Supongo que seré demasiado romantico (quizás) y.. bueno.. que se me salta una lágrima..

Muy buena Alzhu, sigue así ;) Me alegro de haberte agregado a mis favoritos

Bibián dijo...

Que linda forma de decir adios... sin comprometerse con palabras más alla de lo que la sensatéz permite.

Raul dijo...

Pero... mi dama, ambos sabíamos que esto iba a suceder, y en ningún momento pareció importarnos.

Es más, los dos jugábamos con la idea, fantaseábamos con el momento en que nuestros encuentros no sólo fueran prohibidos, sino además peligrosos.

Por ello, deberá seguir vigilando los pelos de la almohada, escondiendo mis cartas y ocultando mi olor en su piel.

Yo no pienso renunciar a las maravillas de nuestros encuentros.

.·•ღ [ Îяïﮐ ] ♥•·. dijo...

Asi debe uno despedirse de los amantes, agradeciendo y volviendo a la realidad.

Aura dijo...

Que forma más elegante de abrir la puerta al caballero, esperemos que el señor con maleta que vuelva no note las marcas de mordiscos en el cuello.
:)
Un saludo.

pqueno dijo...

q efímeros son los sueños de una vida llena de cotidianidad y miedo a los cambios...triste rutina...

Enric Draven dijo...

sabes una cosa? es muy bonito el texto :)

te linko :)

Enric

Ashavari dijo...

Pero volverá algún día??

E dijo...

Eternos anónimos que pasan por los corazones con más pena que gloria, los que nunca llevan el desayuno a la cama pero hacen soñar con cielos posibles, con nubes palpables. Los que no recogen a los niños del colegio, los jugadores de escondite, los repudiados, los salta-ventanas.

Qué tierno que te acuerdes de ellos con tanta elegancia. Me encantan los relatos que hablan de usted.

Un abrazo-guiño-beso.

no_se_es dijo...

me gusta la distancia del usted para los tratos de favor, para lo impersonal, para lo que me es ajeno.. algunas veces quizá sea mejor asi,..todo ajeno, frío y con distancia.. pero me resisto a pensar que tiene que ser así.

un abrazo del verde de tus letras.

Anónimo dijo...

Otra grta sorpresa....creo que no comentaré más porqué me haré pesado!

pero es que me vuelves a hacer sentir!

prometo venir más a menudo para no leer del tirón.

Un saludo!

Anónimo dijo...

Sin duda es precioso... tiene una dulzura muy característica, gracias por esto tan lindo.. besos