domingo, diciembre 11, 2005

Estaba sentado en uno de los columpios de madera del parque infantil de debajo de tu casa. Miraba al suelo, a las hojas del árbol de al lado que se amontonaban bajo sus pies y a los papeles gastados de la papelera tumbada de enfrente. Pensaba en ti, en tu pelo rizado donde enredó sus sueños hace ya un par de otoños y sintió unas ganas infinitas de llorar que prefirió calmar columpiándose un poco. A veces el aire te corta la respiración y las lágrimas. Bueno, el aire y el frío. Y hacía frío, mucho frío. Se balanceó en el columpio de madera de color verde mientras tarareaba aquella canción de los setenta. Y pensaba en ti, en las hojas amontonadas como queriendo amortiguar su caída, y en los papeles que parecía haber vomitado la papelera de enfrente. Pensaba en que quizá había algo para él, quién sabe, desde aquel parque se vislumbraba la ventana de tu habitación, los visillos rotos y la lámpara roja de tu escritorio. Desde allí dibujabas palabras enfermas en papeles de rayas. Te gustaba escribir cortando las líneas, como haciendo cruces, como si no quisieras seguir caminos señalizados. Bajó del columpio. Cogió algunos de los papeles arrugados y fue abriendo uno a uno. Ni rastro de ti. No llevaban tu letra, ni tus lágrimas, ni jirones de tu piel cosidos en el reverso. De repente, sintió que el aire comenzaba a bailar sobre su cabeza al ritmo de aquella canción de los setenta tan gastada, y observó una hoja de papel que revoloteaba sobre él, justo entre su pelo y las nubes. Tu ventana un poco más arriba. Comenzó a leer:
¿Te acuerdas de mí? Yo aún maldigo tus besos, tus abrazos, los columpios de madera verde del parque de abajo, las canciones de los setenta, los versos, tus manos en mis tobillos, tu boca en mi espalda… he perdido la piel. Ni siquiera supe guardar un poco para coser a esta última carta. Ahora todo me afecta. Ni siquiera puedo abrir ya la ventana. El viento puede partirme los huesos y abrasarme la endodermis”.

13 comentarios:

kay dijo...

eres genial! gracias
besos verdes, amarillos, y granate; para hacer juego

Anónimo dijo...

Bastante bueno.. si señor.. La primera vez que paso por aquí, ya que estaba en el google y me apareció tu blog.. (El mio no aparece.. :P)

Te agrego a mis favoritos de Blog.

Un saludo

Anónimo dijo...

precioso sin duda.. pr triste muy triste... cuantas veces dos personas se echan de menos y se recuerdan y se añoran e incluso lloran por diversos motivos q aún queriendose los mantiene separados, estos motivos pueden ser varios: como el orgullo, la falta de valentia... besos

E dijo...

No puedo evitar encontrarme un poco en tu texto. Que ya es algo, pues me siento totalmente perdida últimamente.

Así que gracias. Es precioso. Como todo lo que sale de ti.

Sansara dijo...

Me encanta la forma que tienes de darle la vuelta a los textos. Esa segunda primera segunda persona. Fantástico. :)

Aura dijo...

Pensar lo mismo desde ventanas distintas.
Que deje el columpio y que suba corriendo las escaleras, aprisa hasta detrás de la otra ventana.
Deprisa.

Anónimo dijo...

Tu blog, un descubrimiento. Aún ando conquistando tus bonitas orillas.
Gracias por tu visita al mio.

Iván dijo...

Jo, que triste...podrías seguir con la historia buscándole un momento alegre en el pasado (si no es mucho pedir)

no_se_es dijo...

precioso como siempre.. y da algo de frío y también me columpio.. y tampoco podría abrir la ventana..
un abrazo.

Ashavari dijo...

De lujo :)

.·•ღ [ Îяïﮐ ] ♥•·. dijo...

Me parece una fantasia muy romantica, el no saber de un amor, y de "pronto" el destino te trae noticias... Sincrodestino.

T. dijo...

maldigo. yo también maldigo.

Take another little piece of my heart now, baby... break another little bit of my heart now...

T. dijo...

maravilloso Kerouac a la derecha del cuadrado, por cierto.
y tú, claro.