sábado, enero 28, 2006

Tantos años son muchos para aprender a olvidarte. Muchos años, tantos, para borrar tus huellas. Pero no suficientes para quitarme las ganas y esta inquieta obsesión por recordar tu nombre...

Después de tantos años, de tanto amor y tanto no querernos, me reúno contigo en esta noche oxidada para contar estrellas y mentiras y volvernos a mirar sin reparar en los ojos.

Han pasado exactamente diez mil trescientas mañanas desde que te fuiste. Sin desayuno en la cama ni balcón al que asomarme.
Hemos cometido más de tres asesinatos seguidos, nos hemos clavado dagas y puñales; hemos derramado sangre y trapos sucios y aprendido a sobrevivirnos y olvidarnos sin olvidarnos del todo.

Han pasado por tu cama más de cinco mujeres sin dejar en el colchón más que sábanas sucias. No diré cuántos hombres han besado mi espalda pero sí cuántos han conseguido que les bese la suya.
Sólo tú.

Después de tanto alcohol y tanto jazz borracho, vuelves a mí esta noche para curar heridas.
Ha hecho mucho frío en el cielo este invierno y vienes a buscarme pistas de aterrizaje sin olvidar que, aunque concilié el sueño, jamás logré recuperar sus plurales.

viernes, enero 27, 2006

Y voy a ser tuyo siempre era la única frase que salía de sus bocas...

Se citaban cada noche a las 3 de la mañana en el kilómetro nomeacuerdo de la carretera de la playa. Había un hotel pequeño con trece habitaciones y ellos siempre reservaban la del pasillo de en medio. La que tenía sábanas blancas y el colchón menos hundido.
Se bebían por dentro. Se desgastaban el alma. No había palabras. Sólo manos, labios y sudor. Parecían querer decir quiéreme como si fuera la última vez que me miraras, pero sabían que la noche siguiente tendría el mismo escenario. Sólo necesitaban oír el tuyo siempre, aunque no hubiera amor, ni música, ni algo de abrigo. Sólo sexo. Sólo dos cuerpos adictos el uno al otro. Dos enfermos mentales cuya vida dependía de escuchar esas palabras y creerlas. Sabían que no era verdad, pero necesitaban agarrarse a algo con fuerza y dejarse las uñas. Necesitaban sentirse imprescindibles unas horas. Poder pensar si esta noche no aparezco, el otro se muere. No sabían sus nombres. Tan sólo habían aprendido el tamaño de sus pies, la longitud de sus brazos, la distancia del ombligo al hombro izquierdo. Sólo geografía básica para sobrevivir en noches cerradas y congelacorazones. Para poder despertar al día siguiente y seguir vivos.

jueves, enero 26, 2006



Te quiero
Lo sé
He dicho que te quiero
Ya te he oído
¿Te da igual?
No, claro que no
¿Entonces?
Que ya sé que me quieres
No, no lo sabes, no te haces ni idea
Sí, ya me lo has dicho más veces
Esta es diferente
¿Diferente?
Sí. Hoy te quiero de verdad
¿Y antes?
Antes te quería como he querido a cualquiera. Como he querido a todos a los que he querido. Exactamente igual. Mucho. Muy fuerte. Pero no como hoy.
¿Y cómo me quieres hoy?
Hoy te quiero desde dentro.
¿Qué quieres decir?
Quiero decir que con todo lo que me hace ser te quiero. Que te quieren mis manos, mis ojos, mis rodillas. Que te quiere mi endodermis, mis pulmones. Que te quiere mi cerebro y mis pestañas. Que mis empeines te quieren. Y mi sangre. Y el aparato digestivo te quiere (comer), y mi espalda te quiere (mecer) y mis dedos te quieren (besar). Que se me hacen tres nudos cada vez que te veo. En el pelo, en la garganta y en el vientre. Y alguno más, para qué engañarnos. Y mi mente te quiere, y mis sueños. Que te quiere mi cuello y mis lunares. Y mi ombligo te quiere, y mis entrañas. Y que mis codos y muñecas también. Que te quieren.
Y él no supo qué decir y prefirió mirarla, esperando que sus ojos llegaran donde no le alcanzaba la voz.

miércoles, enero 25, 2006

En la ciudad de los poetas la noticia del día es el asalto al Banco de Palabras. Se han quedado huérfanos de versos, de estrofas y quizá hasta de poemas.

Cincuenta sacos grandes cargados de significantes. Una furgoneta negra y un ladrón despiadado.


El cuerpo de policía –novelistas, ensayistas y columnistas de contraportadas de fin de semana- investiga el caso. Ya han interrogado a la tercera parte de la población. Ni rastro. Algunos dicen que vieron alejarse el vehículo a doscientos por hora. Pero los cristales blindados les impidieron ver quién conducía.

Se ofrece una recompensa suculenta: todas las páginas escritas en la ciudad hasta la fecha.

[He perpetrado el atraco perfecto. La justa cantidad de letras para doblar el volumen publicado]

martes, enero 24, 2006

Puedes
Puedes buscarme los puntos cardinales, las risas que me guardo, las cosas que no digo. Tienes permiso para explorarme los lunares, las costillas, los bolsillos y el quicio de la boca.

Quiero
A cambio pido una canción, tres poemas, cuatro besos y dos abrazos fuertes. Eso es todo. Eso y olvidar qué es el miedo, la duda, el vacío y todas esas películas que no nos dicen nada.

domingo, enero 22, 2006


Jesse: I feel like if someone were to touch me, I'd dissolve into molecules.



[Some time and words later]




Celine: So, I want to try something.

Jesse: What?

Celine: [hugs him] I want to see if you stay together or if you dissolve into molecules.

Jesse: How'm I doing?

Celine: Still here.

Jesse: Good, I like being here.





Come Here


De la película Before Sunset (Antes del Atardecer)

Si sonríes con la boca, quizá te cuente un cuento. De esos que se cuentan a las tres de la mañana cuando hace mucho frío fuera y prefieres un vaso de leche caliente.
Si sonríes con los ojos, prometo que te escribo un libro. De esos que llevo queriendo escribir desde que te conozco. Desde que me vienes empujando las palabras.

Que contigo todos los significados son connotativos y todas las imágenes me llevan a tu espalda. Que ya he tirado diccionarios para buscar entre tus páginas.

viernes, enero 20, 2006

Serán tus ojos, amor, o la factura que me pasas por mirarlos. Yo ya no sé si me sale más caro dejar de verlos y pagarme el ataúd.


"La casa como barco
en alta mar de junio.
Las calles como trenes
de noche sosegada.
Estas cosas no pasan en el mundo.
Estoy por afirmar
que ahora vivo en un libro de poemas.
Pero si tú me miras,
decidida a existir
desde el fondo templado de tus ojos,
también existe el mundo.
Y muy probablemente
yo acabaré por existir contigo*"


Uno existe cuando otro lo mira. Yo existo, por ejemplo, porque tú tienes ojos con los que mirarme y manos con las que tocarme, y todos esos sentidos que me callo por falta de espacio y tiempo. Del mismo modo existen todas las cosas de este mundo. Los sentidos son imprescindibles. Pero no cada uno de ellos en sí mismo sino el hecho de ser capaz de sentir, de entender el mundo sensible. Si te faltan los ojos algún día (quizá te los arranque un envidioso), puedes mirarme con la piel. No esa que expones al humo y la contaminación sino la que está por debajo. O incluso, puedes echar mano de los ojos que te guardas. Los que habitan en tus profundidades, los que tienes de reserva y atraviesan superficies opacas sin problemas de reflexión. No me olvido de la voz. Nadie puede ahogármela pero sí hundirla un poco, dejarla medio muerta sin rumbo que seguir. Para eso estás tú. Puedes sentarte a mi lado y prestarme tus oídos. O bien, si lo prefieres, puedes estar lejos pero atento, y yo sabré que me escuchas. No creas que sólo yo existo porque tú me sientes. Recuerda que tus sentidos dependen de mi existencia. ¿Qué mirarán tus ojos si yo falto un día? Nada, mi amor. Se quedarán vacíos. Perderán su brillo, su color. Morirán como morirá cada uno de tus otros sentidos. Serás incapaz de sentir. Serás inerte. Pobre de ti. Volverse inerte es todavía peor que dejar de existir.
* Disciplina Secreta (Luis García Montero)

Tengo el pie de luto. El pie derecho.
El izquierdo sufrió un atropello antesdeayer. Miles de besos se le echaron encima. Murió.
Tenía una señal de precaución pero tus labios –soberbios- iban a velocidad máxima y, en vez de besarlo con cuidado, se estamparon en él.
Murió en el acto. Pobre. El derecho comenzó a llorar y tembló de frío. Nunca antes había presenciado nada igual, nunca tan cerca.
“Ha muerto de amor”, se dijo, y prometió guardarle el luto de por vida.
Cuando me acueste contigo le he prometido dejarlo junto al escritorio, mirando a la ventana. Tiene miedo a tus labios. Por si acaso, ya sabes. Y no quiere mezclase con tus pies.
Lo hizo todo con él. Con mi pie izquierdo. Pasaron cada segundo juntos. Como nosotros, casi. Aprendieron a andar, a saltar, a bailar… pero recuerda con especial emoción cuando tocaron el césped por primera vez. Era frío y mojado y suave. “Nada que ver con el parquet de tu casa”, me ha dicho.
De todos modos, entiende que ha sido un crimen pasional. Que sólo querías comértelo a caricias. Es consciente de eso, y se siente importante desde que tu boca quiso dedicarle unas palabras –y unos besos-. Sabe también que me cederías tu pie izquierdo. Que lo harías todo por mí y por la felicidad de mis partes. No te preocupes. Murió con una sonrisa y derritiéndose. Probablemente siente que mereció la pena.

jueves, enero 19, 2006

Para la muñeca de la nariz roja, los ojos inmensos y las manos despiertas…

Yo quiero un paseo contigo en algún parque con árboles ancianos y bancos de madera de colores. Y quiero los pies descalzos y los ojos abiertos. Y, a ser posible, tu risa.
Y pido una noche en azoteas, allá donde las haya. Para contarnos cuentos y lunares y mirar cómo vuelan las estrellas.

[Yo quiero que me hables en todos esos idiomas que conoces y poder traducirte con las ganas]
Yo quiero que alquilemos todos los áticos de París, Nueva York y Londres que den a calles con flores, o a jardines, y que pongamos carteles de películas europeas, sillas rojas y cocina americana.
Prometo asomarme a tu ventana cada día (antes de ir a dar clase a los inquietos) y buscarte los ojos encendidos mientras les buscas a los libros las cosquillas.
Prométeme acercarte a esa ventana (tan torpemente como la magia te permita) para tocar una canción de desayuno que me arranque las lágrimas precisas.

miércoles, enero 18, 2006


Quererte así, con las manos y los pies en carne viva. Con los ojos abiertos, expectantes. Con las ganas de una niña pequeña que va al cine por segunda vez.

Así, como si no tuviera otra cosa que hacer más que quererte (pensarte dejó de ser bastante para no ser nada). A ti hay que quererte con los brazos y las pestañas, y darte labios y tobillos en tu cumpleaños.


Quererte a ti, con los dedos clavados en tu espalda. Cruzando la calle de tu mano para no perderme, para no dejarme atrás. Quererte es tan difícil como quedarme hasta tarde en la cama los domingos. Olvidarte es tan fácil como madrugar los lunes.

jueves, enero 05, 2006

POR MOTIVOS PERSONALES, DEJARÉ EL BLOG DURANTE UNAS SEMANAS. VOLVERÉ.
UN ABRAZO A TODOS

lunes, enero 02, 2006

Lo vuestro no tiene ni nombre ni sentido.

Por si no lo sabías, él se ha ido lejos sólo para olvidarte, y porque estaba cansado de encontrar su corazón en el horno todos los días, asándose con las patatas a ciento ochenta grados.

Os conocisteis para inspirar a poetas y cantantes. Sólo por eso. Para darles de qué escribir, de qué cantar. Y os abrazasteis para darle sentido al invierno y a los paseos en parques con insomnio. Le quisiste para darle lógica a tantos besos en la espalda, a las manos enredadas en su pelo, a las películas en versión original subtitulada. Él te dijo todas las palabras bonitas que había aprendido en los libros, para que no murieran, para rendirles tributo a los poetas malditos. Y subrayaba los versos que hablaban de ti para explicar el porqué de la página impresa. Tú le llevabas al cine a ver fingir a los actores. Para compararte con ellos, para enseñarles a quiénes tenían que imitar.

Y al final, te comiste su órgano rojo tantas veces… sólo para probar que tenía mil vidas. Sin miedo a que no fuera verdad. Por eso él se ha marchado. Para hacer transitables las calles. Y anda pidiendo a gritos un abrazo para dar una explicación a su huída. Pero no la encuentra. Las calles, los poetas, las salas de cine, las canciones… todas las cosas que viven por y para vosotros se han puesto de tu parte. Fueron antes de los besos y las manos y ahora quieren mojarse en el asado, meter los dedos en su costado y escribir canciones tristes, versos melancólicos, películas de lluvia y calles sin farolas ni asfalto. Vacías.