Qué manía la de esas ciudades que se empeñan en poner tierra por medio, que deciden que tú y yo no nos acostemos a la misma hora ni comamos a la vez, ni lo mismo. Qué manía de enseñarte calles y edificios y cervecerías que yo no voy a conocer por el momento. Qué manía de darte las gracias en otros idiomas y con otros acentos y hacerte olvidar por un tiempo mis susurros. Qué manía la de hacerte despertar con otra luz y en otra cama. Qué manía pretenderte a todas horas. Qué manía de cautivarte constantemente, de enseñarte lo mejor de sus encantos. Qué manía de no ser yo; de no ir contigo; de no descubrir ciudades a la vez, como hemos descubierto casi todo.
jueves, noviembre 16, 2006
martes, noviembre 14, 2006
domingo, noviembre 12, 2006
Eraser

Borrar el pasado y los besos que no venían de ti y los abrazos que no eran tuyos y las caricias que no eran mías y las fotografías que no llevaban mi nombre. Borrarlo todo y empezar contigo desde el principio del todo, desde el despertar y las primeras manos que se ofrecen y abrigan del frío. Quitarlo todo: lo que ha venido rellenando ausencias, lo que había entre tú y yo antes de haber nosotros. No quiero romper recuerdos: quiero que nunca los haya habido. Que nunca haya habido nadie entre este par de uno que bombea por dos.
martes, noviembre 07, 2006
domingo, octubre 08, 2006
Olvido y Desencanto
¿Y si te olvidas un día de todo lo que te trajo a mí? Si olvidas dónde has puesto las llaves o la última película que te has comprado; si te olvidas de los cumpleaños y las fechas de exámenes. Quizá llegue un momento en que te olvides de mí, de esa madeja de hilos que fuiste siguiendo hasta encontrarme. Y me mires y no me veas brillar, brillar por dentro, y deje de darte luz y calor. Quizá despiertes y me encuentres durmiendo en tu cama y te preguntes por todas esas cosas que un día te encantaron, que te revolvieron la tripa y te hicieron querer bailar en plena calle. Por eso cada día es el primero y yo sigo luchando como si fuera el último para que nunca, nunca, llegue a serlo.
lunes, septiembre 25, 2006
Sí, por eso. También porque sonríes con los ojos. Y encoges los hombros; y me miras con la cara interna del codo y de las rodillas.
Y nos gusta tumbarnos abrazados y leer las nubes y las baldosas y contarnos las arrugas y los secretos y las cosquillas.
Quiero verte por dentro y estudiarte y aprender de memoria tus rincones.
Y nos gusta tumbarnos abrazados y leer las nubes y las baldosas y contarnos las arrugas y los secretos y las cosquillas.
Quiero verte por dentro y estudiarte y aprender de memoria tus rincones.
lunes, septiembre 11, 2006
viernes, septiembre 08, 2006
Te llamo en mitad de la noche y te pido que vuelvas, no puedo, me dices y sigues allí aunque te cuesta igual que a mí tener tus dedos separados de los míos y vuelvo a llamarte por si acaso gritando te puedo traer más cerca o puedo escuchar tu voz aquí, a mi lado, mirando el faro y cantando y pasando frío y vértigo como siempre. Y eres tú exactamente el de ayer pero estás lejos y te siento lejos y alargo hasta las venas para que las rellenes de ti y no te alcanzo no te alcanzo no te alcanzo. Pero seguiré intentándolo hasta que lo haga.
miércoles, septiembre 06, 2006
-Te invito a desayunar y a esquiar y a venirte a París conmigo.
-Estás loco.
-¿Por qué?
-Apenas me conoces.
-Qué más da. Me fio de ti.
-Hace falta mucho más que eso.
-¿Hace falta que me gustes?
-Por ejemplo. Y que me escribas cuentos y me cantes canciones al oído.
-Lo haré.
-Y que me digas que la Torre Eiffel no tiene ningún sentido sin mí arriba.
-No lo tiene.
-Y que me abrigues cuando haga frío y tengas preparado un café con leche y con espuma.
-No lo dudes.
-Y que me des la mano con fuerza y me abraces rojo sangre rompehuesos.
-Haré todo lo que quieras.
-¿Y me querrás?
-Te querré. Te querré tanto que no vas a poder creerte que se pueda ser tan feliz.
-¿Y se podrá?
-Ponme a prueba.
-Estás loco.
-¿Por qué?
-Apenas me conoces.
-Qué más da. Me fio de ti.
-Hace falta mucho más que eso.
-¿Hace falta que me gustes?
-Por ejemplo. Y que me escribas cuentos y me cantes canciones al oído.
-Lo haré.
-Y que me digas que la Torre Eiffel no tiene ningún sentido sin mí arriba.
-No lo tiene.
-Y que me abrigues cuando haga frío y tengas preparado un café con leche y con espuma.
-No lo dudes.
-Y que me des la mano con fuerza y me abraces rojo sangre rompehuesos.
-Haré todo lo que quieras.
-¿Y me querrás?
-Te querré. Te querré tanto que no vas a poder creerte que se pueda ser tan feliz.
-¿Y se podrá?
-Ponme a prueba.
martes, septiembre 05, 2006
Aniversario Feliz
Hoy hace un año me mudé al mundo del blog. Parece que fue ayer pero ya han pasado 365 días y se han ido y han llegado personas y he visto todos los colores a través de esta ventana. Y os he conocido un poco a vosotros también y me he dejado observar y querer a ratos. El motor que me mantiene vivo el pulso no ha cambiado y está siempre reflejado en mis ojos. Hace ya tanto tiempo... y sigue sin soltarme. Menos mal. Gracias a él por agarrárseme dentro y gracias a vosotros por estar al otro lado de una u otra manera y por dejaros leer en vuestros respectivos blogs y/o comentarios.
domingo, septiembre 03, 2006
Te espero

Tus manos
y tu voz.
Al centro de la tierra.
Con todas las canciones y los sueños.
Y las peleas por encontrar fugaces las estrellas.
Y tus ojos. Sin duda alguna, tus ojos.
Quiero que aparezcan en mi desayuno.
Y todo lo que eres y lo que serás. Para la cena.
Lo que seremos juntos.
Y tu piel y tu risa.
La que finges y la que estalla.
Quiero las dos. Y tus lágrimas.
Las que te esfuerzas por ocultar.
Las que no tienen remedio. Las mías.
Nuestros paseos lunares cuando cae el sol.
Tu cuello en mis ojos. Tus labios. Tu adiós.
Nuestro reencuentro. Te espero.
sábado, septiembre 02, 2006
lunes, julio 31, 2006
Mar

miércoles, julio 19, 2006
Et Moi Aussi
Se queja a medias porque no la lleva a la ciudad de la luz y a los besos a la orilla del río más bonito del mundo.
París es amor y punto.
Pero ella no lo sabe, no lo bastante porque de haberlo sabido se habría escapado sola y le habría mandado una fotografía en blanco y negro y una súplica: ven a por mí, que no entiendo estas calles si no estás. Y él habría ido en un caballo blanco como en la película y habría escalado la torre hasta encontrarla en la cumbre, mirando las estrellas y perdiendo la cuenta. Y se habrían besado allí arriba contemplando la inmensidad de una ciudad que sólo sabe gritar palabras de amor en francés, o palabras que en francés suenan a palabras de amor.
Las calles de París.
Le han contado que lo mejor de esta ciudad son los rincones, los pequeños detalles que se cuelan entre las grandes avenidas, los restaurantes pequeños con encanto, la calle de las flores, las tiendas de té de siempre y los músicos callejeros que adornan cada una de sus esquinas. Pero lo mejor de todo es el olor y la luz, que dan paso a la tercera parte.
París es amor y punto.
Pero ella no lo sabe, no lo bastante porque de haberlo sabido se habría escapado sola y le habría mandado una fotografía en blanco y negro y una súplica: ven a por mí, que no entiendo estas calles si no estás. Y él habría ido en un caballo blanco como en la película y habría escalado la torre hasta encontrarla en la cumbre, mirando las estrellas y perdiendo la cuenta. Y se habrían besado allí arriba contemplando la inmensidad de una ciudad que sólo sabe gritar palabras de amor en francés, o palabras que en francés suenan a palabras de amor.
Las calles de París.
Le han contado que lo mejor de esta ciudad son los rincones, los pequeños detalles que se cuelan entre las grandes avenidas, los restaurantes pequeños con encanto, la calle de las flores, las tiendas de té de siempre y los músicos callejeros que adornan cada una de sus esquinas. Pero lo mejor de todo es el olor y la luz, que dan paso a la tercera parte.
Vista, oído, gusto, tacto, olfato.
Porque París es eso: la mejor estimulación de los sentidos. Y lo mejor de todo es que no hace falta receta médica, sólo un billete de avión o una litera pequeña de un tren que viaja de noche. Huele distinto a todas las ciudades y huele a flores y a comida y a tantas cosas distintas y tan difíciles de explicar... Y sabe a jabón y a baño relajante y a sábanas blancas recién estrenadas y casi se puede tocar esa luz que ciega y esclarece todo a la vez y que cambia todos los edificios según la hora. Y los tejados, que son un paraíso aparte y casi te mueres por subirte a ellos junto a él para ver pasar todos los gatos negros del mundo que ya se han instalado aquí por siempre, y ver los puestos de fruta a medianoche y a los amantes que pasean bajo paraguas rojos compartidos y botas de agua para saltar los charcos.
Y pienso.
Que merecéis una escapada y que París despierta las mentes más reacias, abre corazones, los enciende, los pone en marcha y que es imposible ir para no jurarse volver, para no prometerse otro baile, otro paseo, una cena en un barco que recuerda a Antes del Atardecer.
Que París inspira libros, películas y canciones y que todo suena más bonito en francés y huele mejor en sus escaparates. Por eso todos vuelven. Por eso todos los para siempre viajan en batobus.
lunes, julio 17, 2006
Arq.
Cuando era pequeña ya sabía que, si existían los príncipes, el mío iría con un montón de planos bajo el brazo y lápices de todo tipo en los bolsillos. Soñaba con él, con mi príncipe construye todo: que todo lo reinventa, que da sentido al asfalto. Es la profesión más artista de todas, por encima de la pintura, de la escultura, del cine o de la fotografía. Porque hace espacio, crea en volúmenes y permite que los atravieses, los recorras o que te quedes ahí dentro cuanto quieras y lo habites.
Y no hay nadie como él. Estoy segura. Llegará tan alto como esos edificios que anhela construir y callará a los incrédulos y a los desconfiados. Porque sus lápices -también- se han enamorado de sus dedos y ya no hay nada que hacer. Y sus dedos dependen de un corazón que late sin ritmo fijo porque no le gusta lo de siempre y busca otros sonidos, inventa y vibra y mueve.
viernes, julio 07, 2006
Ni siquiera se asusta. Ni cuando le digo cuánto cuánto le quiero ni cuando me lanzo a su cuello y me cuelgo de él y no consigue arrancarme porque apenas lo intenta. No se asusta. Me dice que le pasa lo mismo y que no me imagino cuánto cuánto me quiere. Pero ya lo sé y me gusta saberlo. No es como antes, cuando intentaba pensar que no me quería aunque sabía que estaba loco por mí. Así, se compensaba y al final resultaba que me quería un poco y me hacía ilusión. Pero ahora es distinto y soy feliz conociendo cuánto cuánto me quiere. Adoro esa consciencia de ser amada. Adoro saber lo que significo para él y que me sueña a su lado cada noche y en cada desayuno. Y saber que es igual desde este el otro lado de la luna, que le llevo en la sangre y protegiendo cada articulación y no entiendo las calles sin sus mapas.
Lo mejor del amor es cuando empiezas a saber todo lo que implica, cuando notas cómo te baña de sentido, cuando eres amor, cuando eres.
miércoles, julio 05, 2006
The Bee's Knees
Hace un calor sofocante y no es igual que el calor de tu cuerpo junto al mío en una tarde de siesta. No es lo mismo ni la música es la misma aunque salgan los mismos acordes de la minicadena. Ya lo sé, es sólo cuestión de horas o de días. Que tú y yo ya juramos no separarnos nunca más de un ciclo lunar. Pero duele igual, y lo sabes. Y sonreir no es tan fácil ni las películas terminan como cuando te quedas a verlas a mi lado. Ni siquiera se respira el mismo aire en las calles. Yo sólo quiero saber transmitirte cuando no estás. Enseñar todo lo que he aprendido contigo. Llevarte en la cara a cada paso que dé. Me lo pediste una vez, dejar las lágrimas para las noches en vela, pero no es tan fácil -nadie dijo que lo fuera- y soy tan mala alumna y hace tanto calor en la calle...
viernes, junio 16, 2006
Des-inspirada
Tampoco hoy va a ser el día en que escriba el poema por el que sería recordada siempre. Ella quería ser admirada por saber traducir sensaciones en todos los idiomas y por hacerlas traducibles ante tanto artista incrédulo y falto de rojo. Pero hoy no iba a ser el día en que encontraría la inspiración y no la dejaría marcharse. Que a base de bollería recién hecha y café caliente no se consigue retener a todos siempre. Como decía, hoy no se iba a levantar con una idea espanta-sueño en la cabeza ni iba a salir corriendo a la calle a beberse nubes y semáforos y canciones de cada escaparate. No, no iba a ser el día. En lugar de ello, se levantó más o menos como siempre y más o menos como siempre pensó en ti y desayunó lo de siempre y no bajó a gritar ni a beberse el mundo ni nada de lo que ocurre cuando aparece la inspiración... que siempre es así, de repente, como cuando tú llegaste.
Quizá tenga que esperar al año que viene, quizá unos días. Eso es lo bueno, que viene cuando le apetece, se queda hasta que se aburre o se enfría el desayuno y te llega sólo hasta donde la dejas pasar.
jueves, junio 08, 2006
Now I will do nothing but listen,
To accrue what I hear into this song, to let sounds contribute toward it.
I hear bravuras of birds, bustle of growing wheat, gossip of flames, clack of sticks cooking my meals,
I hear the sound I love, the sound of the human voice, I hear all sounds running together, combined, fused or following,
Sounds of the city and sounds out of the city, sounds of the day and night,
Talkative young ones to those that like them, the loud laugh of work-people at their meals,
The angry base of disjointed friendship, the faint tones of the sick,
The judge with hands tight to the desk, his pallid lips pronouncing a death-sentence,
The heave'e'yo of stevedores unlading ships by the wharves, the refrain of the anchor-lifters, The ring of alarm-bells, the cry of fire, the whirr of swift-streaking engines and hose-carts with premonitory tinkles and color'd lights,
The steam-whistle, the solid roll of the train of approaching cars,
The slow march play'd at the head of the association marching two and two, (They go to guard some corpse, the flag-tops are draped with black muslin.)
I hear the violoncello, ('tis the young man's heart's complaint,)
I hear the key'd cornet, it glides quickly in through my ears,
It shakes mad-sweet pangs through my belly and breast.
I hear the chorus, it is a grand opera,
Ah this indeed is music--this suits me.
A tenor large and fresh as the creation fills me,
The orbic flex of his mouth is pouring and filling me full.
I hear the train'd soprano (what work with hers is this?)
The orchestra whirls me wider than Uranus flies,
It wrenches such ardors from me I did not know I possess'd them,
It sails me, I dab with bare feet, they are lick'd by the indolent waves,
I am cut by bitter and angry hail, I lose my breath,
Steep'd amid honey'd morphine, my windpipe throttled in fakes of death,
At length let up again to feel the puzzle of puzzles,
And that we call Being.
Song of Myself XXVI
Walt Whitman
To accrue what I hear into this song, to let sounds contribute toward it.
I hear bravuras of birds, bustle of growing wheat, gossip of flames, clack of sticks cooking my meals,
I hear the sound I love, the sound of the human voice, I hear all sounds running together, combined, fused or following,
Sounds of the city and sounds out of the city, sounds of the day and night,
Talkative young ones to those that like them, the loud laugh of work-people at their meals,
The angry base of disjointed friendship, the faint tones of the sick,
The judge with hands tight to the desk, his pallid lips pronouncing a death-sentence,
The heave'e'yo of stevedores unlading ships by the wharves, the refrain of the anchor-lifters, The ring of alarm-bells, the cry of fire, the whirr of swift-streaking engines and hose-carts with premonitory tinkles and color'd lights,
The steam-whistle, the solid roll of the train of approaching cars,
The slow march play'd at the head of the association marching two and two, (They go to guard some corpse, the flag-tops are draped with black muslin.)
I hear the violoncello, ('tis the young man's heart's complaint,)
I hear the key'd cornet, it glides quickly in through my ears,
It shakes mad-sweet pangs through my belly and breast.
I hear the chorus, it is a grand opera,
Ah this indeed is music--this suits me.
A tenor large and fresh as the creation fills me,
The orbic flex of his mouth is pouring and filling me full.
I hear the train'd soprano (what work with hers is this?)
The orchestra whirls me wider than Uranus flies,
It wrenches such ardors from me I did not know I possess'd them,
It sails me, I dab with bare feet, they are lick'd by the indolent waves,
I am cut by bitter and angry hail, I lose my breath,
Steep'd amid honey'd morphine, my windpipe throttled in fakes of death,
At length let up again to feel the puzzle of puzzles,
And that we call Being.
Song of Myself XXVI
Walt Whitman
Me suenas por dentro me suenas.
Y te quiero cuando me tocas canciones
y retumba tu voz
y me vibras.
lunes, junio 05, 2006
Felicidades
Es en noches así, como esta que empieza más o menos ahora, cuando mi mente viaja hacia el pasado y recoge las lágrimas de tantas noches en vela. Pero hoy no es igual porque tú eres más tú que nunca y me has dado la mano hace apenas dos horas y yo te he querido tanto como siempre y mucho menos que mañana. Y una piensa en las noches que no querían dormir y en los ojos repletos de barcos y veleros. Aunque a ti no te guste recordar el dolor y prefieras quedarte con sonrisas recientes. No importa. Podemos dejar de hablar de cuánto nos sangraban las manos de no vernos pero hoy todo es tan diferente a entonces que ya no duele, sólo se encoge algo dentro pero dura un instante. Y apreciamos más. Yo aprecio: tu risa y tus paseos y tus tobillos y tus dedos de pianista y tu barba y tus ojos y tu forma de bailar en plazas que se expanden a tu paso. Y te quiero. Así, como si fuera fácil. Como si cualquiera pudiera hacerlo. Te quiero igual que cuando dudaba en felicitarte hace ya tantas noches. Pero ahora es distinto y podemos gritarlos: que te amo, que esta noche (también) te voy a echar de menos, que mañana te quiero (también), que me gusta tu espalda incluso cuando duele, que me entusiasma tu risa y todas las pequeñas cosas que regalas a diario y que felicidades (de nuevo). Y ya casi se me ha olvidado que una vez nos dolimos y sólo quiero regalarte que puedas perdonarte, pero no puedo. Por eso me he propuesto hacerte tan feliz y tan consciente de lo mucho que te quiero y de lo poco que me importan los días que hemos pasado visitando otros continentes.
A Jota, que me lo da todo sin llegar a pedirlo: felicidades.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)