sábado, noviembre 19, 2005

MoMo
(Michael Ende)
"Le parecía estar encerrada en una caverna rodeada de riquezas incontables que se hacían cada vez mayores y amenazaban asfixiarla. Y no había salida. Nadie podía llegar hasta ella y ella no se podía hacer notar a nadie, tan aplastada estaba bajo una montaña de tiempo. Incluso llegaron horas en que deseaba no haber oído nunca la música ni haber visto los colores. No obstante, si le hubiesen dado a elegir, no habría renunciado a ese recuerdo por nada del mundo. Aunque se hubiera muerto por ello. Pues eso era lo que vivía ahora: que hay riquezas que lo matan a uno si no puede compartirlas. "

6 comentarios:

Raul dijo...

¿Y para qué están las riquezas si no son para compartirlas? ¿Para que nos corroan por dentro, presas del miedo y la envidia, como a un dragón milenario durmiendo con un ojo abierto sobre su botín, enterrado bajo la oscuridad?

¿Y qué hay más precioso que tu tiempo?


Gracias por compartirlo con nosotros, y especialmente conmigo.

no_se_es dijo...

precioso libro.
Algunas veces pagamos un precio muy alto por lo vivido, y llegamos a pensar que no merecía la pena haber sido tan "feliz". Pero realmente no lo cambiaríamos por nada.
Hay riquezas como la tuya que muchos agradecemos que compartas. gracias por ello.

kay dijo...

las miras, las tienes delante...imagínate interactuar por ellas, por conseguir conservar las pequeñas riquezas que lo son todo en realidad? Eres mucho, eres parte de una de las partes más importantes de mi mundito..
Eres increíble. Y ese libro... qué decir. Cuando otros niños lo repudiaban, yo lo devoraba y releía... Debería cogerlo ahora y releerlo. Momo es mi principito particular. No lo cambio por el otro... ;) ni a ti por nadie

Anónimo dijo...

mi mejor amigo adora ese libro... yo nunca lo he leído.. pr veo q va siendo hora.. sin duda.. besos y gracias...

E dijo...

'Algunas noches, cuando ya se habían ido a sus casas todos sus amigos, se quedaba sola en el gran círculo de piedra del viejo teatro sobre el que se alzaba la gran cúpula estrellada del cielo y escuchaba el enorme silencio. Entonces le parecía que estaba en el centro de su gran oreja, que escuchaba el universo de estrellas. Y también que oía una música callada, pero aun así muy impresionante, que le llegaba muy adentro, al alma.

En esas noches solía soñar cosas especialmente hermosas.

Y quien ahora siga creyendo que el escuchar no tiene nada de especial, que pruebe, a ver si sabe hacerlo tan bien.'

Momo (Michael Ende)

Porque me gusta escuchar las letras que componen tus palabras. Abrazos de silencio para escucharte

Ale dijo...

-Casiopea - explicó el maestro Hora - tiene la facultad de ver un poquito el futuro. Cosa de media hora.

Momo sonrió.
-¿Me has buscado todo este tiempo?
CIERTO, apareció en el caparazón de la tortuga.
-¿Y cómo has venido a encontrarme precisamente aquí y justo ahora?
LO PREVEIA.
Así que la tortuga había estado buscando todo el tiempo a Momo, aun sabiendo que no la encontraría. Entonces, no habría hecho falta que la buscara. Esa era otro de los enigmas de Casiopea que hacían que uno se volviera loco si lo pensaba demasiado tiempo. Pero ahora, por lo menos, no era el momento más apropiado para reflexionar sobre esa cuestión.

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Saludos, muy lindo el blog.