Reconócelo. Te encanta. Te vuelve loco esa manera tan clara en que te mira. Te gusta su sonrisa. Y que te coja de la mano para bajar las escaleras del metro. Tiene miedo a caerse. Te encanta porque es frágil y fuerte al mismo tiempo, como la simultaneidad con que te escucha y repite trocitos de canciones en su cabeza. Te gusta cuando te echa la bronca por repetirle cincuenta veces la misma historia. Y esa manera en que baila tan sugerente en el vagón de metro. Te pone nervioso. También cuando aguanta en silencio más de la cuenta, y tú no sabes por qué, y no te lo dice. Te encanta cuando lleva el pelo suelto y le cae por los hombros; y cuando te hace cosquillas con él cuando está sobre ti. Cuando se pone nerviosa por cualquier tontería y tú ya no sabes qué hacer con ella. Va a acabar contigo. Lo sabes, pero te pierde cuando se ríe con picardía y te planta un beso inesperado; cuando pronuncia tu nombre al decirte “te quiero”.
No te preocupes. Tú también le encantas. Le gusta que le busques las cosquillas. Que le des besos en la mejilla (y se siente pequeña). Le encanta cuando la abrazas para que no tenga frío y le cantas al oído, y le susurras. Cuando te pones serio y cree que te has enfadado. Cuando estallas a reír. Le gusta que le cuentes cincuenta veces la misma historia y que te sepas los diálogos de las películas y los digas por encima de los protagonistas (salvo si es Paul Betanny). Y que la mires a los ojos con cara de pena, como implorando un beso que sabes que no va a negarte. Le encanta tu fragilidad y cómo la escondes. Le gusta cómo bailas (es cierto) y la forma que tienes de sonreír, y de quererla.
No te preocupes. Tú también le encantas. Le gusta que le busques las cosquillas. Que le des besos en la mejilla (y se siente pequeña). Le encanta cuando la abrazas para que no tenga frío y le cantas al oído, y le susurras. Cuando te pones serio y cree que te has enfadado. Cuando estallas a reír. Le gusta que le cuentes cincuenta veces la misma historia y que te sepas los diálogos de las películas y los digas por encima de los protagonistas (salvo si es Paul Betanny). Y que la mires a los ojos con cara de pena, como implorando un beso que sabes que no va a negarte. Le encanta tu fragilidad y cómo la escondes. Le gusta cómo bailas (es cierto) y la forma que tienes de sonreír, y de quererla.
2 comentarios:
me encantáis :)
tiene q ser bonito, sí. imagino porque recuerdo y... sí. será tal como sea y el milenio que sea
Sé que esta entrada es viejísima, pero estoy leyendo todo lo que escribís y con esta me identifico demasiado.
Lástima que todo se terminó en algún momento, pero es lindo leer y sentirte ahí, plenamente feliz de nuevo.
Un abrazo. :)
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