lunes, mayo 29, 2006

Gracias...

A veces sólo estamos vivos. Vivos sin más. Vivos sin vivir. La vida como estado, como pasión pero no como acción. Dejamos que pase el tiempo o el hombre de nuestra vida y no nos levantamos del asiento porque no tenemos ganas. Perdemos el tren o la fotografía perfecta pero no queremos echar a correr, atrasar el reloj y congelar ese instante. Dejamos de amar para ser amados; dejamos que nos cuiden y nos bailen el agua y no buscamos nada que regalar. Ponemos el cuerpo para recibir abrazos pero no damos manos ni hombros ni risas ni llamadas de teléfono. Como si no hubiera tiempo para nadie más que para nosotros mismos. Como si no hubiera nadie de quien preocuparse...
Hoy quiero daros las gracias a todos los que estáis ahí, los que entráis en este espacio y comentáis y los que no. Los que lo leéis desde lejos y los que estáis a mi lado. A los que os llegan estas palabras y a los que no. Los que me dais la razón y los que disentís. A todos, de verdad, gracias por seguir al otro lado de la pantalla. Y gracias sobre todo a ti.

domingo, mayo 28, 2006

Estallando

Como si me hubiera tragado un trozo de sol con sus rayos y todo y me estuviera empujando por dentro, intentando expandirse dentro de mí; me golpea los huesos y grita. Chilla y llora y da patadas y rebota entre mis costillas como queriendo salir. Va a reventarme el alma pero me deja como regalo todas las sonrisas del mundo.

domingo, mayo 21, 2006

Y no te pido más que te estés a mi lado...


y que mantengas la sonrisa cuando hay nubes y llueve
y que te sigas levantando por mucho que te caigas
y que te brillen los ojos cada vez que me mires
y que no te rindas por mucho que te tienten

y que pruebes cada puerta aunque lleve candado
y que continúes bailando en medio de la calle
y que me lleves a todos los escenarios que te tienen prohibidos
y que me partas los huesos en un abrir y cerrar de brazos

y que no dejes de luchar contra los malos tiempos
y que dejes que tus manos desafíen las leyes
y que dejes las lágrimas para las películas francesas
y que mantengas la cabeza alta, más alta, más alta...

... como una escalera.



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lunes, mayo 15, 2006

Dejó por escrito:

Si me lo permite, me gustaría pedirle que se ahorrara las explicaciones. No es necesario que diga nada. Es preferible el silencio al absurdo. Permítame que le idolatre por última vez: cierre la boca. No vuelva a prometer nada que no vaya a cumplir. No vuelva a adornar mis sueños. Déjeme pasear tranquilamente; no me tienda la mano, ya no queda nada que sujetar. Si me lo permite, le he dejado un regalo escondido en uno de sus libros de noche. Son las llaves del buzón. Quizá quiera ahorrarme el martirio de encontrarme con cartas a su nombre. Ya no puedo soportar más remitentes en blanco.

domingo, mayo 14, 2006

Pronombres

Vamos dejando atrás los pronombres más personales que, como las lágrimas, ya han dejado de tener sentido alguno.
Y vamos olvidando los túes y los yoes por los nosotros.
Y ahora somos nosotros los que tenemos pesadillas por las noches por la ausencia del , que ya no es tal, sino medio nosotros. Y, claro, a nosotros nos quema perder la otra mitad al despedirnos.
Y la historia se enreda porque, para variar, vas cambiando el lenguaje (aunque estaría mejor decir que vamos cambiándolo, aun mintiendo).
Pero si me permites, voy a decirte que te amo -porque no es lo mismo eso a que nos amamos, aunque también sea cierto-.
Yo quiero rendirle un tributo a tus pronombres y a tus extremidades. Y permíteme decir contigo todas las veces que hagan falta y desgastarte los tes cuando te diga: te quiero, ámote y te voy a dar mi vida.

domingo, mayo 07, 2006

Al menos

Al menos me estás abrazando esta noche y todas las que vendrán mañana y la calle estará recibiendo mañana los rayos de ese sol que hoy nos deslumbra.
Al menos no estaremos nunca tan ciegos como para no vernos, aunque sea más allá de los ojos desde los que miramos. Que aunque perdiésemos los ojos o se los llevaran las desgracias, tú y yo seguiríamos mirándonos desde las cuencas vacías.
Al menos nunca seré vacía como lo fui cuando no te tenía en los brazos o cuando imaginaba el tacto de mis dedos repasando los surcos de tus manos -y dolía-.
Al menos hoy nos hemos estudiado la endodermis y cantamos canciones en el autobús de vuelta a casa y soñamos que no tienes que irte cuando me des las buenas noches, soñamos poder darnos las buenas noches a puerta cerrada.
Pero al menos no nos cansamos de contar los minutos, las horas o los días que falten para entonces, como nunca nos hemos cansado de esperarnos y de amarnos gritando para dentro. Para que no se oyera, para no abrir heridas.
Al menos las heridas que ayer nos provocamos ríen ahora cuando les damos besos.