Sí, por eso. También porque sonríes con los ojos. Y encoges los hombros; y me miras con la cara interna del codo y de las rodillas.
Y nos gusta tumbarnos abrazados y leer las nubes y las baldosas y contarnos las arrugas y los secretos y las cosquillas.
Quiero verte por dentro y estudiarte y aprender de memoria tus rincones.
a tí, que ya no serás quien fuiste
Hace 1 semana

