viernes, junio 16, 2006

Des-inspirada

Tampoco hoy va a ser el día en que escriba el poema por el que sería recordada siempre. Ella quería ser admirada por saber traducir sensaciones en todos los idiomas y por hacerlas traducibles ante tanto artista incrédulo y falto de rojo. Pero hoy no iba a ser el día en que encontraría la inspiración y no la dejaría marcharse. Que a base de bollería recién hecha y café caliente no se consigue retener a todos siempre. Como decía, hoy no se iba a levantar con una idea espanta-sueño en la cabeza ni iba a salir corriendo a la calle a beberse nubes y semáforos y canciones de cada escaparate. No, no iba a ser el día. En lugar de ello, se levantó más o menos como siempre y más o menos como siempre pensó en ti y desayunó lo de siempre y no bajó a gritar ni a beberse el mundo ni nada de lo que ocurre cuando aparece la inspiración... que siempre es así, de repente, como cuando tú llegaste.
Quizá tenga que esperar al año que viene, quizá unos días. Eso es lo bueno, que viene cuando le apetece, se queda hasta que se aburre o se enfría el desayuno y te llega sólo hasta donde la dejas pasar.

jueves, junio 08, 2006

Now I will do nothing but listen,
To accrue what I hear into this song, to let sounds contribute toward it.
I hear bravuras of birds, bustle of growing wheat, gossip of flames, clack of sticks cooking my meals,

I hear the sound I love, the sound of the human voice, I hear all sounds running together, combined, fused or following,
Sounds of the city and sounds out of the city, sounds of the day and night,
Talkative young ones to those that like them, the loud laugh of work-people at their meals,
The angry base of disjointed friendship, the faint tones of the sick,
The judge with hands tight to the desk, his pallid lips pronouncing a death-sentence,
The heave'e'yo of stevedores unlading ships by the wharves, the refrain of the anchor-lifters, The ring of alarm-bells, the cry of fire, the whirr of swift-streaking engines and hose-carts with premonitory tinkles and color'd lights,
The steam-whistle, the solid roll of the train of approaching cars,
The slow march play'd at the head of the association marching two and two, (They go to guard some corpse, the flag-tops are draped with black muslin.)
I hear the violoncello, ('tis the young man's heart's complaint,)

I hear the key'd cornet, it glides quickly in through my ears,
It shakes mad-sweet pangs through my belly and breast.
I hear the chorus, it is a grand opera,

Ah this indeed is music--this suits me.
A tenor large and fresh as the creation fills me,

The orbic flex of his mouth is pouring and filling me full.
I hear the train'd soprano (what work with hers is this?)

The orchestra whirls me wider than Uranus flies,
It wrenches such ardors from me I did not know I possess'd them,
It sails me, I dab with bare feet, they are lick'd by the indolent waves,
I am cut by bitter and angry hail, I lose my breath,
Steep'd amid honey'd morphine, my windpipe throttled in fakes of death,
At length let up again to feel the puzzle of puzzles,
And that we call Being.

Song of Myself XXVI

Walt Whitman




Me suenas por dentro me suenas.
Y te quiero cuando me tocas canciones
y retumba tu voz
y me vibras.

lunes, junio 05, 2006

Felicidades

Es en noches así, como esta que empieza más o menos ahora, cuando mi mente viaja hacia el pasado y recoge las lágrimas de tantas noches en vela. Pero hoy no es igual porque tú eres más tú que nunca y me has dado la mano hace apenas dos horas y yo te he querido tanto como siempre y mucho menos que mañana. Y una piensa en las noches que no querían dormir y en los ojos repletos de barcos y veleros. Aunque a ti no te guste recordar el dolor y prefieras quedarte con sonrisas recientes. No importa. Podemos dejar de hablar de cuánto nos sangraban las manos de no vernos pero hoy todo es tan diferente a entonces que ya no duele, sólo se encoge algo dentro pero dura un instante. Y apreciamos más. Yo aprecio: tu risa y tus paseos y tus tobillos y tus dedos de pianista y tu barba y tus ojos y tu forma de bailar en plazas que se expanden a tu paso. Y te quiero. Así, como si fuera fácil. Como si cualquiera pudiera hacerlo. Te quiero igual que cuando dudaba en felicitarte hace ya tantas noches. Pero ahora es distinto y podemos gritarlos: que te amo, que esta noche (también) te voy a echar de menos, que mañana te quiero (también), que me gusta tu espalda incluso cuando duele, que me entusiasma tu risa y todas las pequeñas cosas que regalas a diario y que felicidades (de nuevo). Y ya casi se me ha olvidado que una vez nos dolimos y sólo quiero regalarte que puedas perdonarte, pero no puedo. Por eso me he propuesto hacerte tan feliz y tan consciente de lo mucho que te quiero y de lo poco que me importan los días que hemos pasado visitando otros continentes.
A Jota, que me lo da todo sin llegar a pedirlo: felicidades.